Cuando tras la baja de Ivan Basso, el responsable del equipo, Bjarne Riis, decidió apostar por él como líder de las grandes vueltas, Carlos Sastre asumió la gran responsabilidad que adquiría en el seno del CSC. Su cuarto puesto en la edición de 2006, cuando tuvo que ejercer de forma improvisada de líder, le hizo ganarse la confianza del técnico danés.

Desde ese momento, Carlos Sastre programó su temporada pensando sólo y exclusivamente en el Tour. A sus 32 años y con seis participaciones en la ronda francesa, el abulense sabe perfectamente los pasos que debe dar para llegar en las mejores condiciones a la gran cita.

El calendario previo al Tour, consensuado entre el corredor y la dirección técnica del equipo, ha sido corto (31 días en total) y desprovisto de presión alguna. Para Sastre, todas las pruebas en las que ha tomado parte han sido consideradas como test de preparación en su camino hasta el objetivo primordial.

La fuerte caída sufrida en la primera etapa de la Vuelta a Murcia (segundo día de competición de esta temporada) y la adversa climatología soportada en su habitual escenario de entrenamientos durante el invierno y la primavera pasados, le retrasó considerablemente la puesta a punto, tomando la salida en la Vuelta a Castilla y León y Vuelta al País Vasco muy mermado de forma. Posteriores entrenamientos intensos y de calidad le llevaron a mostrar mejor tono en el Tour de Romandía y en la Vuelta a Baviera.

La Vuelta a Suiza, que ha sustituido este año al tradicional Dauphiné Liberé, ha sido la última prueba disputada por Sastre antes de emprender viaje a Londres para tomar la salida del que será su séptimo Tour. Una edición en la que el ciclista de El Barraco aspira a todo.

SU CAMINO HASTA EL TOUR